Así me siento ahora mismo |
Desde ayer me surgió la necesidad de escribir una entrada sobre el pesimismo y el optimismo, y la importancia de orientarnos hacia el segundo y bla, bla, bla...No descarto tratar el tema, pero es que hoy no puedo, porque hay otra cosa que ha invadido mi pensamiento y dista mucho de provocarme sentimientos positivos: Hay un pintor en mi edificio que no para de cantar a pleno pulmón y de hablar consigo mismo en voz alta, MUY ALTA. ¡Me está poniendo para que me dé algooooo!
Me doy cuenta de que soy una persona muy quisquillosa, porque en este tipo de situaciones la única que parece plantearse la posibilidad de llamarle la atención, soy yo. Siempre pasa igual. Si hay ruidos intempestivos o cualquier molestia, nadie se queja, aunque sientan el mismo malestar, así que me quedo sola en mi cruzada. Seguro que ya me han puesto la etiqueta de la maniática de la comunidad, pero jolín, es que no entiendo que la gente pase olímpicamente si un vecino decide montar un fiestón en su piso una noche entre semana, y se dedica a pegar gritos y a cantar a lo bestia con todos sus amigos mientras se acompañan con palmas hasta bien entrada la noche. No lo entiendo. Puede que yo tenga un nivel de tolerancia más bajo, que no digo que no, porque cualquier ruidito injustificado y continuado me pone nerviosa, pero soy lo suficientemente razonable como para no quejarme si son ruidos que se deben a un transcurrir normal y civilizado de la vida diaria. Pero cuando la gente hace ruido para fastidiar, y parece pensar "que les zurzan si molesto", entonces me hierve la sangre y tengo que actuar.
El caso del pintor es diferente, por eso me estoy conteniendo. El hombre está contento y parece querer compartir su alegría con el mundo, pero molesta, porque yo tengo otras cosas que hacer y en las que concentrarme y no me deja tener la ventana abierta. (Con ella cerrada también se le oye). Pero como supongo que su paso por el edificio no durará mucho tiempo más, voy a ver si me aguanto (aunque me fastidia) porque no quiero ser la aguafiestas que le tuerce el día a una de las pocas personas que se ven felices actualmente. Pero me hace acordarme de mi piso anterior, donde tuve que sufrir la obra en casa de un vecino porque los albañiles también se dedicaban a cantar copla como si les fuera la vida en ello y a poner la radio con música fuerte mientras descansaban la voz. Además, desde las ocho de la mañana. La gente es tremenda.
Y si encima una es tiquismiquis como yo, y tiene un oído que puede captar el sonido de un silbato para perros, apaga y vámonos. Subida de tensión asegurada. ¡Aaaaaaayyyyyy, qué nerviosa me pongo!
Debo decir en mi defensa que mi edificio es de ésos en que todos los pisos con sus ventanas giran en torno a un patio común, así que quieras o no, eres partícipe de la vida de los demás. Hace efecto embudo y todos los sonidos se amplifican.
Pero bueno, a ver si después de este público desahogo, encuentro la fortaleza mental para aguantar un día más el canturreo de este hombre. (Seguro que acabo pidiéndole que se calle, en fin...)
Cuando se me pase este estado de impaciencia, intentaré escribir la entrada que tenía prevista.
¿Hay más quisquillosos por ahí fuera o estoy sola en esto?
Comentarios
http://lovedcontradictions.blogspot.com
Al final todo es cuestión de actitud...pero ay!!! que difícil es estar todo el día "zen" ¿verdad?
Ananda, eso pensaba yo ayer, pero hoy le he tenido que decir: SSSHHHH, porque el hombre pasa de todo, y hace más ruido que un elefante en una cacharrería, y el muy borde se ha puesto gracioso y ha empezado a hacer más ruido. Así que ya no me da ninguna pena. Es un idiota. Pero eso sí, no he conseguido nada. :(
Lo de la actitud zen también me lo digo yo, pero creo que en vez de sangre tengo agua hirviendo, jaja.
Ay, me río por no llorar. Es imposible estudiar o hacer algo que requiera concentración con gente así. En fin, me consolaré pensando que pronto acabará su trabajo y se marchará.
Ojalá yo fuera de esas personas que se duermen en un segundo y no oyen nada de nada, o que se concentran y no notan los ruiditos, ni los voceríos, ni los golpecitos, ni nada de eso. Pero no lo soy.
Besos!
No soy la única.
Pero sí, algunas personas parecemos "raras" por defender lo que en buena lógica tendría que estar dentro de la normalidad.
Un beso,
María
Hay dos cosas que no soporto por encima de muchas otras que tampoco me gustan, que es la estupidez/necedad y la grosería.
La desconsideración de la gente egoista y "dejada" en cuanto a su actitud respecto a su entorno y las demás personas, entra de lleno en una de ambas categorías y me parece que admitirlas sin más es un error por parte de la gente "decente", entendiendo por decente la gente que sí tiene en cuenta a su entorno y hace lo posible por vivir en paz con él. En consecuencia, una pseudo actitud zen en estos casos me parece un error. Lo que no quiere decir que la situación deba ni tenga por qué derivar en actitudes agresivas ni violentas, siquiera verbalmente, mientras que el echártelo a la espalda y pasar del tema sólo ayuda a propiciar que estas situaciones no sólo se repitan en el futuro sino que se acaben admitiendo como normales cuando no los son.
María
Pero desde luego, mi mayor queja no es que esas cosas me molesten, sino que yo sea la única que tiene poner orden. Como tú dices, al final tanta tolerancia está llevando a que la mala educación campe por sus dominios.
Cuando yo era pequeña, si un adulto me llamaba la atención, se me caía la cara de vergüenza. Ahora le llamas la atención a un crío por tirar algo al suelo en la calle, y se te pone chulo, y si te descuidas te pega una paliza. Es muy frustrante. A veces me gustaría ser el típico matón de las películas, al que nadie le tose y que pone a todo el mundo en su sitio. (Suspiro).
Besos!
Y atrévete a decirles algo, que encima son más altos que tu.....
Si tuviera dinero me iba a una casa medianamente aislada..... ( yo también suspiro)
Besos
Yaiza
Lo de la actitud zen lo comentaba con cierta ironía, ya que no creo que deba confundirse nunca con el pasotismo o la indiferencia. Una cosa es no dejarse llevar por nuestros impulsos o la ira a la primera de cambio, y otra hacer como que los problemas no existen.
Pienso que si todos hiciéramos un poco de esfuerzo en esos pequeños detalles o situaciones cotidianas con las que fácilmente nos tropezamos, algunos aprenderían a asumir que no todo vale, y quizás a comprender un poquito lo que significa realmente el respeto y la buena convivencia. Hay mucho grandullón malcriado suelto, eso también te lo digo.
Un beso,
María
besos!
http://siempremisspetula.blogspot.com.es/2013/05/sorteo-para-celebrar-ls-400-seguidors.html
María, como comenté, a mí me molesta más ser la única que se queja (y que los demás sufran en silencio) que el ruido mismo. Porque claro, así parezco un ser antisocial, y llega un momento en que nadie me toma en serio. Pero si todo el mundo se quejara cuando toca, la gente tendría más educación, estoy segura. Además es que luego los vecinos sí comentan lo mucho que les molesta el ruido, pero nunca se quejan al ruidoso directamente. El trabajillo sucio siempre me toca a mí. :(
Siempremisspetula, gracias! a ver si la gente se anima. :)
Besos!