Plan de ahorro (I)

Hace apenas un mes que empezó el nuevo año y, con él, nuestros esfuerzos por cumplir con el propósito de no gastar a lo loco y de pasar un poco de tanta tendencia de moda, que al final son conductas que nos crean muchísima ansiedad y no nos aportan nada bueno.

Pero claro, esto de no gastar es muy fácil decirlo, pensaréis. Pues es verdad, es muy fácil decirlo, y no tanto cumplirlo, porque llevamos arrastrando ya esa tendencia desde hace demasiado tiempo y es complicado cambiar completamente de la noche a la mañana.




Sin embargo, estoy segura de que no siempre hemos sido así. Al menos, yo no. Yo tuve un tiempo en que me arreglaba con muchísimos menos zapatos y con cuatro jerséis... ¡y un vaquero! Y no tenía ningún sentimiento de privación de nada. Hay que ver, cómo cambia una... También es verdad que en esa época no tenía dinero, y, claro, había que ir tirando con lo que caía en Reyes, cumpleaños y cosas así. Pero oye, ¡ahorraba mucho más! También disfrutaba mucho más todo lo que tenía. Pero es que además tenía otras prioridades.




Y creo que la solución va por ahí: por reordenar nuevamente nuestras prioridades. A la mente, igual que al cuerpo, hay que educarlo. Y si hemos tomado malos hábitos, como nos puede pasar con la alimentación, tenemos que hacer el esfuerzo por reconducirla otra vez a los buenos. (Desde que me he comprado el libro ése del ejercicio en 8 minutos por la mañana, estoy insoportable...y dolorida, ¡ay!, así que no me hagáis reír, que no puedo).




Pero vamos a lo práctico: Qué podemos hacer para reeducar nuestra mente y orientarla hacia el ahorro.

Pues para empezar, algunos sencillos truquillos:

- Echar un vistazo a todo lo que tenemos en el armario y que hemos comprado en el 2009 y en lo que llevamos del 2010. Sacar las cuentas del dineral que nos hemos gastado y tomar conciencia de lo que lo hemos amortizado. Esto da mucho miedo, lo sé, pero va bien hacerlo.

- Hacer una lista de todo lo que tenemos aún sin usar, o casi, porque sólo nos lo hemos puesto una vez como mucho. Y meditar sobre el motivo por el cual apenas lo hemos usado. De ahí se sacan conclusiones interesantes y se aprende a no repetir errores en el futuro.




- Fijarnos un objetivo para el ahorro: Es decir; vale, está muy bien ahorrar, pero ¿para qué, si resulta que me puedo permitir todo el derroche que estoy haciendo? (aunque es muy probable que no). Pues para conseguir otra cosa mucho más interesante que ir a comprar el pan con un bolsazo de marca colgado del antebrazo y cortándonos la circulación. ¿¿Realmente compensa el gastazo?? ¿No hay nada mejor que podamos hacer con nuestro dinero? ¿No hay ningún viaje que nos haga muchísima ilusión y que hayamos estado posponiendo? ¿No hay ningún curso de cualquiera de nuestros hobbies al que nos encantaría apuntarnos el año que viene pero que nos parece que escapa a nuestras posibilidades? O a lo mejor queremos comprarnos una bicicleta preciosa que hemos visto pero que pensamos que es un gasto demasiado alto para hacerlo de un tirón...




En fin, hay mil cosas que se pueden hacer, y a mí, concretamente, me encantan los viajes. Cada cual que se fije su propio objetivo.

- Nos ayudará mucho tener una hucha. Hace mil años que no las usamos, es verdad, pero eso de ver el dinerito ahorrado contante y sonante es una recompensa inmediata a nuestra fuerza de voluntad.




- Cuando tengamos un impulso irrefrenable de comprar otro trapo, debemos parar y pensar si aún tenemos cosas sin estrenar, si de verdad nos lo vamos a poner en un futuro próximo, si no hay ya algo parecido en nuestro armario y no suficientemente amortizado... Y como seguro que las respuestas van a ser "sí, no y sí", cogemos ese dinero y lo metemos en la hucha.




- Y por enésima vez, vamos a echar un vistazo al armario y vamos a aprender a combinar lo que ya hay, que seguro que está lleno de cosas preciosas, que, se lleven o no, nos quedan bien y nos favorecen, y por eso, HAY QUE DARLES EL USO QUE MERECEN.




- Y, por último, hace tiempo que tengo por ahí una lista de combinaciones de elementos que me iban viniendo a la cabeza, que creo que quedan bien y que a mí, personalmente, me gustan mucho. (Sí, ya lo sé, esto de las listas empieza a ser enfermizo).

La tenía guardada para dedicarles alguna entrada, pero por separado no dan para una entrada sólo, así que, por si os pueden aportar alguna idea para aplicarla a vuestro armario, la comparto con vosotras, aunque como veréis, no sigue un orden muy lógico (y casi todas las hemos visto ya):


Prendas de cuero + tops o jerséis de punto

Chaqueta blazer + camiseta estampada + collar de cadenas y perlas

Falda con volumen y largo a la rodilla + top drapeado sin mangas

Vestido hippie de largo hasta los pies + rebeca fina hasta la cintura + cinturón algo caído

Vestido corto + rebeca larga

Camiseta de minimangas de farol + chaleco

Vestido romántico + botas camperas o de ante

Camiseta o jersey fino y suelto con falda tubo o recta

Camiseta o jersey fino y suelto con pantalón pitillo

Botas de caña alta y bermudas

Pantalones de corte bootcut y sandalias planas o de cuña

Vestido corto y chaleco largo

Lentejuelas y punto

Cámel y negro, o cámel y blanco

Vestido de verano bajo maxi jersey de lana

Chaleco a modo de jersey + falda de vuelo (como un vestido)




Las fotos que salpican esta entrada son sólo ejemplos sencillos para que veamos que se puede ir estupenda con muy poco y con cosas que todas tenemos, y que no hay necesidad de calentarse tanto la cabeza.

¡Suerte con el ahorro! ;)





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