Me quiero reinventar


A veces me maravilla el poder que tiene la ropa y el estilo personal sobre la autoestima. Si tienes un día poco afortunado y eliges algo con lo que no te acabas de ver bien, te pasas todo el día insegura y con ganas de pasar desapercibida, esperando que llegue el momento de volver a casa y cambiarte por fin de ropa para recuperar el empuje y la seguridad en ti misma.


Es increíble cómo una cosa tan ajena a nosotros como es la ropa puede afectar de esa manera a nuestra forma de comportarnos. ¿Por qué será eso? ¿Y cuándo empieza ese proceso? Siempre me han dado envidia los niños pequeños. La libertad que transmiten y la seguridad que tienen en ellos mismos. Llegan a clase el primer día de cole y se acercan sin ningún problema a los demás niños buscando hacer amiguitos. Sin complejos de ningún tipo, sin que les importe lo que llevan puesto.


Aaaayyyy... ¡Pero qué frágil es la autoestima cuando nos hacemos mayores! ¡Cómo cambia eso cuando eres adolescente! Y con la edad adulta pasa lo mismo, aunque supongo que los años matizan un poco ese efecto y la seguridad ya no depende tanto de la imagen que nos devuelve el espejo. Es más, cuando eres mayor ya te conoces mejor y juegas con más herramientas, hasta el punto de que hay épocas en que se te presentan las ganas y la oportunidad de reinventarte.


Pues en esa fase estoy yo ahora. Me quiero reinventar. Es uno de mis propósitos de año nuevo: ser mejor persona, ser mejor profesional, aprovechar más el tiempo y sacarme más partido. Probar estilos nuevos que me hagan sentir diferente, y me alejen un poquito de esta imagen de eterna adolescente que tengo desde hace años.


Y como llevo desde diciembre con ese propósito grabado en mi cabeza, lo aplico a la menor oportunidad. Y la que toca ahora son las rebajas.


Tooodooos los años la misma historia. En todas partes nos hacen la lista de los artículos imprescindibles que debemos adquirir en rebajas. Que si debemos invertir en prendas intemporales, que si deben servirnos de fondo de armario, que si lo bueno es comprar un buen abrigo, un traje de chaqueta o un bolso de firma. Que si tal y que si cual.

Pero es que yo estoy tan cansada del dichoso invierno que ni loca me gasto el dinero en un abrigo nuevo. ¡Es lo último que quiero ponerme! Y lo del traje ni me lo planteo. Y en cuanto a lo demás... ay, qué aburrimiento.

Así que mis propuestas personales para las rebajas, son dos prendas muy, muy versátiles y que te sirven para abandonar el invierno más contentilla y acoger la primavera con los brazos abiertos (que llegue pronto, que se me cansan):

Un buen vaquero (para seguir fiel a mí misma) y un vestido que me ayude a cambiar mi estilo. Un vestido que me haga sentir especial, y que pueda adaptar a un montón de situaciones diferentes.

Mi propuesta es un vestido corto, romántico y de manga larga. De color liso. Con cierto aire retro. Que pueda acompañar con un abriguito coqueto y unos zapatos tipo salomé o directamente con unas sencillas sandalias en verano. Un vestido de este estilo, blanco, por encima de la rodilla y con mangas abullonadas, como a mí me gustan:





Este vestido me parece ideal para reinventarme. Se aparta de mi estilo habitual (el que llevo, no el que me gusta) y me parece que con él puedo ser lo que me apetezca...

  • Si un día me levanto romántica, me lo puedo poner con medias tupidas grises y zapatos con hebilla, y un abriguito tipo trench, con aire de heroína de novela que espera en la estación de tren con mirada ausente...Si me pongo una boina de lana, es posible que hasta me pidan autógrafos :)

  • Si necesito un aspecto más práctico y actual, con unas medias tupidas marrón oscuro y unas botas planas de caña alta, y un cárdigan largo hasta el borde del vestido.

  • Si tengo un bautizo inesperado o alguna celebración de ese estilo, con un bolsito de cadena y unos zapatos tipo salón de punta redonda, y para acompañar, una chaqueta corta estilo años cincuenta.

  • Para una cena y una fiesta por la noche, un trench de cuero marrón chocolate y unas botas de tacón alto, o bien un trench de fiesta de color negro y unos zapatos peep toe con tacón de vértigo. Para completar, un bolsito acolchado con cadena o una cartera de mano.

  • Si me siento roquera, una cazadora corta de cuero y unos botines me ayudarán a meterme en el papel.

  • Y lo que más me gusta de este vestido es que para el verano se amplían enormemente las posibilidades (y más estando morenita): Con sandalias planas de dedo consigues un estilo casual y desenfadado; con unas sandalias romanas y un bolso de rafia, un toque muy actual; con sandalias metalizadas de tiras finas y tacón altísimo, un giro inesperado; con peep toe de color y cartera de mano, tienes un conjunto de lo más elegante para cualquier ocasión que requiera arreglarse un poco más...Y hasta con alpargatas o con botas de piel blanda casa bien en verano.

  • Y para exprimir al máximo todas las opciones, no hay que desechar la idea de combinarlo con unos vaqueros y botas o sandalias metalizadas, según el efecto que busques. Además, este vestido es perfecto para jugar con fajines de distintos estilos y colores, que rematarían este look.
Sí, está claro que si lo que quiero es reinventarme a mí misma, debo invertir más en vestidos como éste. Mucho mejor con mangas que sin ellas, y más si son vaporosas y de aire romántico, que siempre da más juego y permite rentabilizarlo todo el año.
 
Y si una es habilidosa, puede intentar reconvertir un vestido de los que llevaban nuestras madres en los años setenta. Se le acorta la falda, se le adapta el cuello y quizá las mangas, y tenemos la prenda más versátil y original del armario sin tener que lamentarnos por la crisis.

P.D. Ah, el vestido es de La Redoute (que a este paso van a tener que empezar a pagarme comisión).

Comentarios

Treint ha dicho que…
Buenas, yo otra vez, jiji, es que no lo puedo evitar! te leo y es como leerme a mi misma!!

POR QUE NO LLEVAMOS EL ESTILO QUE NOS GUSTA? A mi me pasa exactamente lo mismo, me cuesta ser fiel al estilo que me gusta, y me dejo llevar por este que llevo que no se si soy yo.

Chica que bien expresas todo lo que se me pasa por la cabeza cunado miro mi armario.

YO TB ME QUIERO REINVENTAR!

Besitos

P.D.: yo tb quiero ese aire de Rachel Bilson...
Tasha ha dicho que…
No lo evites, no lo evites, mujer ;) Comenta todo lo que quieras, que estoy encantada de tenerte por aquí.

Pues eso quisiera yo saber: por qué no vestimos como queremos? (hay gente que sí lo hace, claro)Creo que en parte porque las circunstancias nos imponen un código de vestir, y en parte porque nos falta valor. A mí me pasa. Tengo una faceta fantasiosa a la que dejo salir pocas veces, al menos en lo que a ropa se refiere. A lo mejor por eso compro zapatos sin parar, para dar rienda suelta a mi fantasía...será eso?

Pues si te sientes identificada conmigo, sigue por aquí, que reflexiones como ésta habrá muchas. Tengo miles de preguntas que hacerme :)

Besos!
Treint ha dicho que…
Jiji, por aquí otra vez.

A mi se me ocurren un montón de ideas para ponerme, combinar prendas, pero luego no me atrevo y acabo recurriendo a Sota, caballo y rey, como tu decías, falta total de seguridad en mi misma, aghhhh!

Jiji, yo también me ha pasado al lado oscuro de los zapatos... se me van los ojitos detrás, pero me sigue costando arriesgar.

Te contesto a tu pregunta, perdida en el ciberespacio porqeu si, he dajado mi blog abandonado durante meses, llevo un tiempo dandole vueltas a retomarlo, tengo ideas (siempre ideas nunca hechos...), pero necesito el momento justo para volver, como mi armario, mi blog tembián necesita un cambio de aire.

Muchos besos guapa, y sigue, sigue preguntandote cosas, que dará mucho juego!
Hahi ha dicho que…
Me encanta encontrarte de nuevo por aquí! Yo soy de las que intento arriesgar y termino siempre con lo mismo... creo que somos muchas las que vamos por el mismo camino. Yo estoy intentando reinventarme, pero ando dando saltos de un estilo a otro sin terminar de definirme. Es uno de mis propósitos para este año nuevo... Muxus desde Bilbao!!!!
Almudena ha dicho que…
Me encanta tu blog.
Yo siempre intento cambiar, como dicen por aqui arriesgar, en casa se me ocurren mil combinacion, me las pruebo y me encantan, llega la hora de salir y ya empiezo con el "donde voy con esto" "total para una cerveza" "quiero ir comoda" y al final siempre lo mismo.
El problema es que mi estilo lo tengo muy definido, y no salgo de ahí y me encantan las mezclas, tener mi estilo, pero dándole toques con otras mezclas, pero nada, que mis ideas y mis conjuntos se quedan en casa.
Tasha ha dicho que…
Treintanhera, Hahi, Audrey, muchas gracias por vuestros comentarios! ah, y mil perdones por tardar tanto en contestar. Es que llevo unas semanas de locura y no me da tiempo a nada...uff...

Pues veo que somos muchas con el mismo dilema, verdad? mucha imaginación y poca acción. Audrey, a mí me pasa lo mismo. Se me ocurren mil cosas, tengo ropa para dar y tomar y para adaptarme a cualquier estilo que se me ocurra, pero a la hora de pisar la calle, o voy con prisa y me pongo lo primero que pillo, o me tiro a por lo cómodo (vaqueros, camiseta, botas) con lo que sé que voy bien, o cosas así.

Como he comentado alguna vez con alguna amiga, cuando la gente del trabajo, o de un grupo concreto ya me conoce de una determinada manera, me siento ENCASILLADA, y no me gusta sorprender, así que me vuelvo monótona, aunque por dentro me muera por cambiar de aires. A menos que tenga una ocasión especial, como una fiesta o algo así,donde en cambio me gusta arriesgar, me cuesta un montón salir de lo habitual.

Sí, lo sé, qué cobardica...Yo soy de las que se esperan a ir de viaje para hacer experimentos :)

Es que en general no me gusta llamar la atención.

No os pasa eso a vosotras??
Besos! (este comentario parece otro post!)
María ha dicho que…
Ay síii...! Qué risa, a mi me pasa igual, experimento en los viajes!! Vuelvo cambiada pero en dos días me vence de nuevo la rutina. Sin duda el entorno marca al individuo, pero en todo!!! Ya veo que somos muchas las que estamos igual.

Bueno, acabo de descubrir el blog y me encanta! Lo añado a la lista del mío.
Saludos!
Anónimo ha dicho que…
Vaya, ahora me da vergüenza admitir que yo sí que lo tengo clarísimo... Pues se trata de echarle cara, ¿eh? El día que descubrí que tenía la poca vergüenza más grande del mundo fue cuando decidí que a la playa había que ir igual que a las bodas (exagero un poco, claro). ¡¡La playa exige estilo!! ¡¡Lo reivindico a toda COSTA!! Sandalias andamio, la pulsera más gorda del mundo mundial perfectamente combinada con el color de los andamios, la falda o el vestido más vaporosos, el bolso -o bolsa- perfecto, los pendientes, el anillo del color del vestido...¡la toalla de Adolfo Domínguez! ¿Quién es la más guapa del chiringuito? ¿La de las calzonas con las chanclas o yo?

Maravillosa entrada. Buenísima reflexión. Hay que pararse a pensar e intentar reinventarse, sin duda.

Vanna Lulu dijo.
Tasha ha dicho que…
Jajaja...ay, Vanna Lulu, qué guasa ;) Pues mira, yo envidio "la cara que tú le echas", como dices. Yo soy muy discretita. No me veo con las mil cosas que se me ocurren, y al final voy siempre del mismo estilo. Pero también es cierto que la ausencia de ocasiones para experimentar me condiciona bastante. Me gustaría llevar vida de famosa al menos durante un mes para hacer todos los experimentos que tengo en mente, jeje...

En cuanto a la playa, yo para eso sí que soy comodona. Me gusta el estilazo de otras personas, pero yo no me complico. Es que entre el calor y que me da muchísima rabia ensuciar ropa bonita con el agua salada...! Eso sí, recuerdo una vez a una chica que llevaba unos pantalones blancos, largos y vaporosos que le quedaban genial. Parecía sacada de un anuncio. Me entraron una ganas locas de copiarle el atuendo!

María, así que si un día me paseo por Pekín con un sombrero de ala ancha y una túnica hasta los pies y me cruzo con otra chica española llevando un mono de ganchillo y un pañuelo a modo de turbante...debo pensar que eres tú?? :D

Mira que somos originales, eh?

Gracias por los comentarios! me encanta esto...le da una vidilla...!
Anónimo ha dicho que…
Oye, que tengo que admitir que no voy de esa guisa a la playa el cien por cien de las veces, solo cuando la ocasión lo merece: cuando hay chiringuitos de por medio o después de la playa hay más planes antes de entrar en casa. ¡¿Te crees que soy Ana Obregón?!

Y eso de ser famosa unos días para tener ocasiones en que vestirse como tengo en mente... es un sueño con el que me despierto cada día... Ay...

Y otra cosa: la ropa en la playa no se ensucia con el agua salada, se cuelga de la sombrilla, ¡¡TASHA, POR DIOS!!

Vanna Lulu playera dijo .
Tasha ha dicho que…
Jeje...No, si está genial ir arregladita a la playa. Yo es que soy muy comodona, y procuro llevarme poca cosa, cómoda y "estropeable"...porque a mí sí que se me ensucia la ropa con el agua salada! cuando vuelvo a mi casa con el biquini húmedo y me pongo encima un vestidito bien mono y limpio...llega a casa hecho un asco. Y me da una rabia...!

:)